Tentación

Me dijo un día un alma compañera:
Ten cuidado con Lucifero. El te engaña hasta en la forma.
Quiero amarle - contesté. - No hay otro camino.
Todavía no estás preparada, el es todo de fuego, terminarás quemándote!
Me quedaré siete noches bajo el agua para curarme las quemaduras, no te preocupes por mi, seré fuerte.
Me miró con confianza, aunque segura de mi fracaso. No puedo pararte, yo también hace tiempo era como tú.
Le sonreí. Me fuí.
Lucifero vino por la noche y tocó a la puerta. Bello, gentil y caballeresco. Angelico como su natura.
Abrí la puerta, y me dí cuenta que algo tenía diferente. Cuando quise cerrarla, tuve que esperar que entrara una larguisima cola diabolica, que pesaba en sus modales.
Quieres jugar? - pregunté.
No, contestó. Vine para saludarte. Me marcho.
Bien - contesté. Entonces deja que te abraze.
Se acercó y su densidad era diferente a la mia. Su perfume de azufre me embriagaba, impidiendome el respiro. Su cuerpo era rojo, aceitoso y fuerte. Casi desnudo.
Entonces te has decidido, Desdemona? Vas a venir conmigo o te quedas?
Las mejillas me quemaban, me cariciaba todo el cuerpo, y me llenaba de besos.
Me quedo, Amor.
Estás segura? - me preguntó, y seguía abrazandome y besandome, ahora con más pasión aún.
Estoy segura - contesté.
Se dió la vuelta, y sin querer me golpeó con la cola a la altura del pecho.
Disculpame, Amada, fué sin querer.
Estás perdonado, mi Angel, despreocupate.
Abrí la puerta y se marchó.

Una extraña sensación habíta la casa un día después de su salida. Parece como si nunca se hubiera ido. Sus besos, sus caricias, el olor a azufre. Todo se ha quedado aqui.
En el pecho la herida se ha enchado. Yo le unto aceite de oliva y menta. Pero esta también es una sensación extraña.
En el juego de las aparencias el siempre es ganador. Todo de el se ha quedado aqui, y el Amor se lo ha llevado.
Siempre te amaré, mi Angel favorito.