El Secreto de la Acción
(...) Lo que un hombre virtuoso hace, es imitado por los demás hombres.
Considerame a Mí, oh príncipe! Nada existe en el Cosmos que Yo desee o que me sea necesario hacer.
Todo cuanto me es asequible ha sido obtenido por Mí. Sin embargo, oh príncipe pandava!, permanezco en constante acción.
Porque si Yo no estuviese en incesante acción, oh Arjuna! ¿no seguirían los hombres mi ejemplo?
Si Yo dejara de actuar, ¿no se desintegrarían los mundos? Recuerda, oh, Arjuna!, que si el ignorante actúa por el interés de la recompensa, el sabio debe trabajar por el bien de la humanidad y no por apego a los bienes temporales.
Pero no es prudente perturbar el ánimo de los ignorantes con estos pensamientos; antes bien, se les debe permitir que realicen su labor lo mejor que puedan; pero el sabio ha de obrar en armonía conmigo, para que su labor resulte más atractiva. Y esto se consigue principalmente por la eficacia del ejemplo. Abandona en manos del Supremo el resultado de la acción y cumple con tu deber, fija la mente en el Ser.
El necio dice vanidosamente: "Hago esto" o "hice aquello"; pero el sabio busca tras la ilusión la causa y el efecto de la acción.
Si conoces la verdad, guárdate de inquietar la mente de quienes no se encuentran preparados para recibirla, porque las enseñanzas inoportunas o prematuras los apartarían de la acción, en la cual logran ver la verdad a medidas, y permanecerían confusos.
Así pués, dispónte a luchar, oh Arjuna!; deja la responsabilidad a quien pertenezca, y, libre de egoísmo, con la mente fija en el Ser, entra en batalla.
Quienes depositen su fe en esta doctrina quedarán libres de la acción.
Pero quienes rechacen las enseñanzas de la Verdad y obren tergiversándolas, sufrirán la suerte de los ilusos y se encontrarán confundidos, sin lograr la paz.
El sabio busca todavía lo congruente con su naturaleza y obra de conformidad con ello.
Que cada cual cumpla su acción según su tendencia y de conformidad con las cualidades superiores de su carácter.
No sientas agrado ni desagrado por los objetos de los sentidos, porque tanto el apego como la aversión que nacen del deseo son obstáculos en el sendero, y el sabio evita introducir a estos enemigos en su campo.
Mejor es, oh Arjuna! cumplir con el propio deber, por humilde e insignificante que parezca, a entrometerse en el deber ajeno, por muy noble que éste parezca.
Mejor es morir en el cumpliendo del propio deber, que triunfar cumpliendo por el deber de otro.
Porque el deber ajeno está lleno de peligros.
Realiza la tarea que tienes delante. Cuando estés preparado para llevar a cabo otra de mayor empeño, ya se te ofrecerá igual oportunidad.
(Bhagavat Gita)
Considerame a Mí, oh príncipe! Nada existe en el Cosmos que Yo desee o que me sea necesario hacer.
Todo cuanto me es asequible ha sido obtenido por Mí. Sin embargo, oh príncipe pandava!, permanezco en constante acción.
Porque si Yo no estuviese en incesante acción, oh Arjuna! ¿no seguirían los hombres mi ejemplo?
Si Yo dejara de actuar, ¿no se desintegrarían los mundos? Recuerda, oh, Arjuna!, que si el ignorante actúa por el interés de la recompensa, el sabio debe trabajar por el bien de la humanidad y no por apego a los bienes temporales.
Pero no es prudente perturbar el ánimo de los ignorantes con estos pensamientos; antes bien, se les debe permitir que realicen su labor lo mejor que puedan; pero el sabio ha de obrar en armonía conmigo, para que su labor resulte más atractiva. Y esto se consigue principalmente por la eficacia del ejemplo. Abandona en manos del Supremo el resultado de la acción y cumple con tu deber, fija la mente en el Ser.
El necio dice vanidosamente: "Hago esto" o "hice aquello"; pero el sabio busca tras la ilusión la causa y el efecto de la acción.
Si conoces la verdad, guárdate de inquietar la mente de quienes no se encuentran preparados para recibirla, porque las enseñanzas inoportunas o prematuras los apartarían de la acción, en la cual logran ver la verdad a medidas, y permanecerían confusos.
Así pués, dispónte a luchar, oh Arjuna!; deja la responsabilidad a quien pertenezca, y, libre de egoísmo, con la mente fija en el Ser, entra en batalla.
Quienes depositen su fe en esta doctrina quedarán libres de la acción.
Pero quienes rechacen las enseñanzas de la Verdad y obren tergiversándolas, sufrirán la suerte de los ilusos y se encontrarán confundidos, sin lograr la paz.
El sabio busca todavía lo congruente con su naturaleza y obra de conformidad con ello.
Que cada cual cumpla su acción según su tendencia y de conformidad con las cualidades superiores de su carácter.
No sientas agrado ni desagrado por los objetos de los sentidos, porque tanto el apego como la aversión que nacen del deseo son obstáculos en el sendero, y el sabio evita introducir a estos enemigos en su campo.
Mejor es, oh Arjuna! cumplir con el propio deber, por humilde e insignificante que parezca, a entrometerse en el deber ajeno, por muy noble que éste parezca.
Mejor es morir en el cumpliendo del propio deber, que triunfar cumpliendo por el deber de otro.
Porque el deber ajeno está lleno de peligros.
Realiza la tarea que tienes delante. Cuando estés preparado para llevar a cabo otra de mayor empeño, ya se te ofrecerá igual oportunidad.
(Bhagavat Gita)
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