Volaba hacía El.
Le ví sentado en su trono de oro, al fondo del bosque, y cuando me vió, abrió los brazos y yo subí, por los piés, por las rodillas, hasta su corazón desde mi vuelo bajo.
Soy una querubina.
Mi Señor quiere Amor.
Perdonad tanto orgullo, por tan sólo un par de alitas.
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