con amor y sólo por amor
Y fueron las obscuridades
y se hizo de noche
como todo momento
que antecede la sorpresa de la luz
yo Te invocaba
e invocaba Tu protección,
Tu fuerza y Tu alegría
y Tu estabas
porque siempre que te llamo
acudes.
Las tinieblas se hicieron frías y calientes,
dulces y amargas
solitarias y compañeras
así mi alma que estaba suspendida
no tenía más agarres
que la voz del hierofante.
Y terminó la noche y se hizo de día
y me abrieron los ojos.
Maravilla fué la mía
encontrando la rosa que hiace
en el corazón del que ha muerto!
Gloria al Ser!
Y de rodillas mis ojos no paraban de abrirse
y una espada atravesaba mi visión.
no quice mirar quien la empuñaba con tanta firmeza
pero repentinamente
en un gesto de dulce compasión
esa espada se desplazó
hacía un sitio menos grave
como si ese caballero
tuviese la preocupación
de no perturbarme...
(recuerdo de mi S.I.)
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