lunedì 25 dicembre 2006

Nuestro Señor Jesucristo el Sol

En el amanecer del gran día cósmico, el Primer Logos, el Padre, dijo al Tercer Logos, el Espíritu Santo:

"Id, fecundad a mi esposa la materia caótica, la Gran Madre, para que surja la vida; empero, tu verás."


Así habló el Padre, y el Tercer Logos se inclinó reverente. Amanecía la aurora de la creación.
En los siete templos del caos trabajaron los Cosmocratores, el ejército de los constructores de la aurora, la hueste de los Elohim, el Tercer Logos.
Tres fuerzas son indispensables para toda creación; la fuerza positiva, la fuerza negativa y la fuerza neutra.
Ante el altar del templo un Elohim se polarizó en forma masculina, positiva, y el otro en forma femenina, negativa.
La planta baja del templo, el coro de los Elohim, representó la forma neutra.
Este orden de las tres fuerzas quedó así establecido en cada uno de los siete templos del caos primitivo. Cantaba el divino varón, cantaba la divina mujer, cantaba el coro de los Elohim.
Toda la liturgia de los siete templos fue cantada y la Gran Palabra hizo fecundo el vientre de la Gran Madre Divina.

"En, el Principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios."
"Este era en el principio con Dios."
"Todas las cosas por él fueron hechas y sin él nada de la que ha sido hecho fue hecho."
"En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres."

El Verbo hizo fecundas las aguas de la vida, y el universo en su estado germinal surgió espléndido en la aurora.
El Espíritu Santo fecundó a la Gran Madre y nació el Cristo. El segundo Logos es siempre hijo de la Virgen Madre.
Ella es siempre virgen antes del parto, en el parto y después del parto. Ella es María, Isis, Adonia, Isoberta, Rea, Cibeles, etc.
Ella es el caos primitivo, la Sustancia Primordial, la Materia Prima de la Gran Obra.
El Cristo Cósmico es el ejército de la Gran Palabra y nace siempre en los mundos y es crucificado en cada uno de ellos para que todos los seres tengan vida y la tengan en abundancia.
Hermanos míos: Observad el Astro Rey en su movimiento elíptico. El sol se mueve de sur a norte y de norte a sur. Cuando el Sol avanza hacia el norte se celebra el nacimiento del Niño Sol. Él nace el 24 de Diciembre a la media noche ya para amanecer del veinticinco.
Si el Cristo Sol no avanzara hacia el norte, la Tierra toda se convertiría en una gran mole de hielo y toda vida perecería, pero el Dios Sol avanza hacia el norte desde el veinticuatro de Diciembre para animar y dar calor y vida a todas las criaturas.
El Niño Sol nace el veinticuatro ya para amanecer del veinticinco de Diciembre y se crucifica en el equinocio de primavera para dar vida a todo lo que existe.
Lo fijo de la fecha de su nacimiento y lo variable de su muerte tienen siempre en todas las teologías religiosas honda significación.
Débil y desvalido nace el Niño del Sol en este humilde pesebre del mundo y en una de esas noches muy largas del invierno, cuando los días son muy cortos en las regiones del norte.
El signo de la Virgen Celestial se eleva en el horizonte por la época de Navidad y así nace el Niño para salvar al mundo.
El Cristo Sol durante la infancia se encuentra rodeado de peligros, y es a todas luces bien claro que el reino de las tinieblas es mucho más largo que el suyo en los primeros días, pero él vive a pesar de todos los terribles peligros que lo amenazan.
Pasa el tiempo..., los días se prolongan cruelmente y llega el equinocio de primavera, la Semana Santa, el momento de cruzar de un extremo a otro, el instante de la crucifixión del Señor en este nuestro mundo.
El Cristo Sol se crucifica en nuestro planeta Tierra para dar vida a todo lo que existe, después de su muerte resucita en toda la creación y madura entonces la uva y el grano. La Ley del Logos es el sacrificio.
Este es el drama cósmico que se repite de momento en momento en todo el espacio infinito, en todos los mundos, en todos los soles. Este es el drama cósmico que se representa en todos los templos de Egipto, Grecia, India, México, etc. Este es el drama cósmico que se representa en todos los templos de todos los mundos del espacio infinito.
El aspecto secundario de este gran drama corresponde con entera exactitud a todo individuo sagrado que mediante la revolución de la conciencia alcanza la Iniciación Venusta y se convierte en Héroe Solar.
La Navidad es una fiesta solar, una fiesta cósmica inefable que tiene su origen en la noche profunda de los siglos.
El sol físico tridimensional es tan sólo el vehículo de acción del sol espiritual. El sol físico, el místico, encuentra al sol de la medía noche, a la estrella de Belén, al Cristo Cósmico.
Todas las religiones arcaicas rindieron siempre culto al sol, y hasta el Vaticano está construido en tal forma que sus puertas están abiertas hacia el oriente, hacia donde sale el sol.
Los cristianos primitivos decían siempre con gran devoción: "Nuestro Señor Jesucristo el Sol".
V.M.Samael Aun Weor